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José F. Elizondo |
La poesía y la política parecen irreconciliables, su combinación se antoja esperpéntica; pero en México todo se puede, y lo podemos confirmar con las siguientes composiciones y epigramas tan divertidas como ingeniosas, escritas por algunas de las plumas consagradas de las letras mexicanas...
Nuestra verdadera democracia
Por bando nacional, ya promulgado,
sepa toda la gente
que el pueblo está aquí representado
sacó
de Presidente
al que en la presidencia está sentado
y seguirá sentado eternamente.
Yo os propongo al nunca bien
ponderado y grande mico,
ilustre Chónforo Vico,
escapado de Belén.
Prófugo
de las Marías,
gran maestro en la ganzúa,
instruido en San Juan de Ulúa
y en la Penitenciaría.
Sabe abrir las cajas fuertes
y extraer una cartera.
Ha sido gran calavera
y debe catorce muertes.
Elegid pues pueblo amado
sin dudar y a tapahocico
al muy ilustre y nombrado
y noble Chónforo Vico.
Después
de discursos tales
llenos de frases sinceras
se fueron las calaveras
a las urnas sepulcrales.
Salió
electo presidente
por su real y hermoso pico
el notable, el prominente,
ilustre Chónforo Vico.
Gabriel Zaid
(Epigrama)
Si vas a
Tlaxcalantongo,
procura ponerte chango
porque allí a Barbastenango
le aflojaron el mondongo.
Liborio Crespo
(Epigrama)
Un presidente
obcecado
de proletaria manía,
es peor que un chivo asustado
en una cristalería.
José F. Elizondo
(Epigrama)
En el informe pasado
lloraron cual una dama,
los señores
diputados
de buena y de mala fama.
Es que ellos han encontrado
que «el
que no llora, no mama».
Epigmenio Guzmán
Falleció
el funcionario de un maligno tumor,
de un tumor canceroso en su ancho nalgatorio
contraído
en diez lustros de trabajo creador
culi-atornillado detrás del escritorio.
El personal adscrito con varias actitudes
el cadáver
del jefe acompaña
al panteón.
Hay algunos que ensalzan sus ocultas virtudes.
Otros hay que murmuran: Era un buey y un cabrón.
Ya el difunto desciende al seno de la Tierra
mientras aúlla frases un fúnebre orador…
Y un perrito fox-terrier encima de una perra
afánase
y jadea… para
escuchar mejor…
El diputado
Con la boca, reseca, reseca
y el cabello erizado, erizado…
corretea de la seca a la meca
el presunto señor diputado.
Trasudando sufragio-efectivo
caga sangre el señor diputado
al pensar que pudiese algún vivo
comerle el mandado…
Ya en la paz del congreso descansa
triunfador el señor diputado
bien repleto el bolsillo y la panza
y en la boca fruncida, un candado.
Renato Leduc
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